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Descifrando la conciencia humana con LSD

Descifrando la conciencia humana con LSD

Un reciente estudio científico ha obtenido por primera vez imágenes del cerebro humano bajo los efectos de la LSD y sus conclusiones ayudarán a comprender mejor lo que sucede durante esos estados alterados de conciencia.


Desde que la LSD (dietilamida del ácido lisérgico) fuera sintetizada por el químico suizo Albert Hoffman en 1938, esta sustancia, el prototipo de lo que entendemos como droga psicodélica, ha tenido un poderoso efecto en la sociedad, en el arte y en la ciencia. Las experiencias que provoca son profundas y notables incluso con dosis muy pequeñas. Pero hasta el momento, se desconocía el detalle de sus efectos en nuestro organismo, especialmente en el sistema nervioso central. Hasta ahora, gracias a este estudio realizado por un grupo de investigadores, publicado en la prestigiosa plataforma de divulgación científica Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America (PNAS). 

Los responsables del estudio son David Nutt (consejero sobre drogas del gobierno británico, profesor de neuropsicofarmacología del Imperial College londinense, y director de este estudio) y su colega Robin Carhart-Harris, quienes han afirmado que los investigadores llevaban 50 años esperando este momento. “Esto supone para la neurociencia lo que el descubrimiento del bosón de Higgs ha supuesto a la física de partículas”. Es decir, un salto hacia adelante en la investigación de dimensiones insospechadas. Algo histórico.

Las revolucionarias imágenes obtenidas gracias a tres tecnologías distintas basadas en la resonancia magnética de última generación, han permitido a los investigadores adentrarse en el cerebro de 20 sujetos (física y mentalmente sanos) participantes en el estudio y analizar la interacción de una de las sustancias alucinógenas más potentes que existen con las redes neuronales humanas.

Los sujetos acudieron en dos ocasiones a la clínica donde se realizó el ensayo, en una ocasión se les administró por vía intravenosa una dosis de 75 microgramos, y en la otra se les suministró un placebo como control.

Mediante las técnicas empleadas se midieron la circulación sanguínea, las conexiones funcionales y las ondas cerebrales de los sujetos bajo los efectos de la LSD y con el placebo. Los resultados obtenidos sugieren que los sujetos bajo el efecto de la droga “veían con los ojos cerrados”. “Detectamos muchas más zonas de lo normal contribuyendo al proceso visual bajo les efectos del LSD, a pesar de que los sujetos tenían los ojos cerrados”. Cuanto más notorio era el efecto, más intensas fueron las calificaciones de sus visiones. 
Los escáneres realizados desvelaron que los sujetos del estudio experimentaron visiones a través de la información recogida de varias zonas del cerebro, no sólo del córtex visual o de la zona trasera de la cabeza, que normalmente procesan la información visual. Bajo los efectos de la droga, zonas normalmente diferenciadas, “hablan” unas con otras. Otras imágenes mostraban que otras zonas del cerebro que normalmente forman una red se separaban en un cambio que los sujetos asociaban a una sensación de unión con el mundo, de pérdida de identidad que se denomina “disolución del ego”.

cerebro LSD

Bajo los efectos de la sustancia, las redes cerebrales relacionadas con la visión, la atención, el movimiento y el oído parecían muchos más conectadas, asimilándose a un “cerebro más unificado”. Pero al mismo tiempo, otras conexiones se interrumpían, como por ejemplo la conexión entre el parahipocampo y la corteza retroespinal. 
Este efecto podría reforzar el estado de conciencia alterado relacionado con la LSD, y la sensación de auto-desintegración y de unidad con los demás y con la naturaleza. “Esta experiencia se enfoca habitualmente de una forma religiosa o espiritual, y parece estar relacionada con la mejora en el bienestar una vez que los efectos de la droga han disminuido”, afirmó Carhart-Harris.

La LSD fue utilizada en la década de los 50 y los 60 en la investigación psiquiátrica y psicológica, pero su prohibición en él año 1967 frenó en seco la investigación de esta sustancia. Este último ensayo clínico ha sido posible gracias a una campaña de crowdfunding realizada por la fundación The Beckley Foundation, que investiga sustancias psicoactivas. El estudio podría allanar el camino para el empleo de la LSD o de sustancias similares en el tratamiento de enfermedades psiquiátricas, y que podrían ser eficaces para terapias orientadas a la depresión y las adicciones, por sus efectos en las redes cerebrales.

La directora de la fundación The BeckleyAmanda Fielding, dijo: “Estamos por fin desvelando los mecanismos subyacentes del potencial de la LSD, no sólo para curar, sino también para profundizar en la comprensión de la conciencia en sí misma”.

Fuentes: The Guardian / Pnas.org

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