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Iseo: «La mujer merece la mitad del pastel»

Iseo: «La mujer merece la mitad del pastel»

Aunque no se lo planteaba así, lo cierto es que la publicación del segundo trabajo de la joven artista pamplonica, “Last Night” -recientemente reeditado con 3 canciones extra como “Last Night Extended”-, ha desbordado con mucho sus expectativas, trasladando su propuesta genuina desde el circuito de salas que frecuentaba -y en el que se siente tan cómoda como en el sofá de casa- a algunos de los festivales más relevantes de nuestro país.  


Su manera de componer canciones no obedece a la disciplina sino a la pulsión creativa, sin coacciones ni sometimientos a géneros o escenas musicales. Un espíritu libre que prefiere que sea la propia canción la que vaya decidiendo su rumbo en lugar de imponerle un estricto corsé. Del mismo modo que un río va describiendo meandros hasta desembocar en el mar. 

Al haber reconocido que tu primer Ep “Red Gardens” surgió de una confluencia de casualidades, imagino que entonces no llegaste a sospechar del impacto que has logrado con tu segundo trabajo “Last Night”. ¿Qué es lo que más te incomoda de este nuevo estatus con la agenda que conlleva, y cuál es el aspecto más satisfactorio? 

Nada me incomoda de lo que está pasando con la salida de “Last Night”. Es cierto que el volumen de trabajo es bastante mayor que el del año pasado, pero es lo que pretendo, así que hay que seguir adelante con lo que venga. Lo más satisfactorio es ver que el trabajo tiene resultados, como la respuesta del público, o ver que poco a poco la música la escucha más gente.

¿Encuentras tiempo para asimilar y reflexionar acerca de lo que te está ocurriendo? 

Muchas veces te ves dentro del torbellino sin poder sentarte un rato a pensar en lo que está pasando, pero hay que buscar ese momento y ser consciente de la situación y cuáles son los motivos que te han llevado a ella. Nada como soñar con los pies en la tierra. 

Durante un tiempo estuviste actuando en formato acústico con la ayuda de un looper; en la actualidad lo haces acompañada por una banda de cuatro componentes. ¿En qué momento sientes que el formato acústico se quedaba corto para lo que querías expresar? 

No es que pensara que el formato acústico se quedara corto, porque puede ser incluso más potente que una banda en depende qué conciertos. Lo que sí decidí fue encontrar músicos para grabar el álbum “Last Night”, creo que era un buen momento para introducir un respaldo de sonido a mis canciones, y estoy muy contenta con el resultado y con el equipo que hemos formado (Josu Erviti a la batería, Charlie Moreno a los teclados y sintetizadores, Toño Calvo al bajo y una servidora a la voz y guitarra). 

Aunque se te podría considerar una artista de pop con influencias de múltiples estilos, lo cierto es que en cada canción trabajas de una forma concreta, con unas influencias determinadas, y no parece preocuparte tanto que exista un hilo temático o musical en tu repertorio. ¿Al componer eres consciente de cómo se plasma cada influencia en tu sonido? 

Creo que no podemos ser conscientes de todo lo que nos influye a la hora de crear. Personalmente, no me veo condicionada por ningún estilo musical cuando compongo, ya que la libertad creativa se vería limitada y perderíamos, precisamente, esa libertad de expresión. Para crear tienes que imaginarte flotando en el mar, sin nada que frene tus movimientos. Es evidente que el bagaje musical de cada uno nos lleva a tener uno u otro sonido, pero me resulta más bello creer que si una canción es un río, llegará al mar sin saber muy bien por qué camino. 

iseoentrevista

¿Cada lírica te pide un tipo concreto de canción -por ejemplo, una letra más enérgica y reivindicativa un tema más soulero o una más introvertida un tema más folk-? 

En cuanto a la relación lírica-sonido, hay mil combinaciones por explotar. Es decir, no porque una letra sea de desamor (por poner un ejemplo simple), tiene que ser una canción que suene a ello. Contrastar letra y sonido es una parte muy interesante de la música que puede llevarte a cambiar de tono la letra, y que ésta suene irónica, animada, o simplemente triste, ay pena penita pena. 

Si hacer música es tu manera de sentirte libre, de expresarte sobre aquello que te rodea, ¿qué dificultades te encuentras para plasmar en forma de canción audible esas ideas que sobrevuelan tu cabeza? ¿Dedicas periodos concretos a componer o vas apuntando ideas que te surgen en cuanto éstas aparecen? 

Mi forma de componer no es nada metódica: hay veces en las que la idea nace a partir de una frase, de una rueda de acordes o de una melodía tarareada. No sé cómo empiezan ni cómo acaban las composiciones, así que no tengo métodos para hacerlo. Y por supuesto, nacen en momentos inesperados, en un bar tomando algo, paseando por la calle, o antes de dormir, por ejemplo. 

De entre los temas del segundo trabajo, “The wolf” es un tema que ha suscitado cierto interés. Hay quien lo ve como un alegato feminista, pero tú prefieres remarcar que se trata de una reivindicación de la mujer en la sociedad. Habida cuenta de la discriminación que existe hacia la mujer en la propia industria musical, ¿cuál es el rol que debe representar la mujer en ésta? ¿Has sido víctima de algún tipo de discriminación, falta de respeto, trato vejatorio o similar como mujer artista? 

No le pondría tales calificativos a la canción, es una reivindicación: el lobo viene esta noche a comernos, pero lo que no sabe es que ahora somos fuertes. La mujer se merece la mitad del pastel como mitad de la población que es, sin mayor pretensión. Así que eso es “The wolf”, todavía hay mucho que reivindicar, pero creo que debería ser una lucha compartida entre hombres y mujeres, no confrontada.

Los medios de comunicación, de manera singular Radio3, han recibido con aplausos y parabienes tu segundo trabajo, dándole una amplia difusión. ¿En qué medida las decisiones que tomas como artista se ven condicionadas por la opinión que los medios o el público tiene de tu arte? ¿Te has encontrado con críticas injustas que hayan llegado a dolerte a nivel personal? ¿De qué modo las valoras y/o asimilas? 

Por un lado está el trabajo que hago, y por otro está la crítica de público y crítica. Creo que mi labor es intentar que mi trabajo sea bueno al margen de la respuesta, ya que la crítica son opiniones (positivas o negativas) que un tercero da sobre algo. Es decir, que mi música no va a ser mejor porque la prensa lo diga, aunque eso ayude a su difusión. Si te quedas pensando en todo lo que dice la gente sobre lo que haces, te olvidas de seguir haciendo. Así que recibo las críticas con agradecimiento (tanto buena como mala), porque de todo se aprende, pero mi trabajo es independiente de ello. 

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A lo largo del pasado verano te hemos visto alejarte del marco más íntimo y próximo de las salas de conciertos para adentrarte en esa jungla de públicos masivos y carteles trufados de artistas que son los festivales -has participado en SOS 4.8, Mad Cool o FIB, entre otros-. ¿En qué entorno te sientes más cómoda y hasta qué punto condiciona un directo el lugar en el que vaya a celebrarse? 

Dar un concierto en una sala o en un festival es lo mismo que jugar a tenis en tierra batida o en pista. El ejercicio es el mismo, pero cambia todo. Es algo que he descubierto este verano, en los primeros festivales que he visitado, y he tenido que aprender que el terreno es totalmente diferente. La intimidad de una sala no existe en un festival, pero la energía de este último no existe en un local de 100 personas. Son dos maneras de hacer lo mismo, y aunque me encante el concierto de sala en el que puedes hablar tranquilamente con el público o bajar la canción al límite, el festival tiene una adrenalina que no la he encontrado en otro sitio. 

Fotos: Anna Jordán

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