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FERNANDA DE LA FIGUERA ESPERA LA SENTENCIA TRAS EL JUICIO POR CULTIVO COMPARTIDO

FERNANDA DE LA FIGUERA ESPERA LA SENTENCIA TRAS EL JUICIO POR CULTIVO COMPARTIDO

Gema Barba

El juicio de ayer 30 de octubre a Fernanda de la Figuera, la abuela del cannabis, ya está visto para sentencia, y fiscalía pide 4 años de cárcel. El abogado de Fernanda, Rafael Ramos, centró la defensa en las deficiencias de la intervención policial, no protocolaria, y en el error invencible o error de prohibición, basado en que Fernanda estaba convencida de que actuaba legalmente cultivando para la asociación. Tras la de Pannagh, la sentencia seguirá definiendo la legalidad de las asociaciones en estado de inseguridad jurídica. De aceptar el error invencible o demasiados errores protocolarios se llegaría directamente a la absolución.

El juicio empezó por la mañana en la Ciudad de la “Justicia” de Málaga con el apoyo de un nutrido grupo de manifestantes y activistas. Queda menos pues para saber qué dictamina el juez en los hechos que se le imputan. Mucho tiempo ha pasado desde que el 2 de julio de 2014 se presentara la policía de paisano en el local de la asociación “Marías x María”, situado en calle Montes de Oca, en Málaga, y registrara el espacio, deteniéndola a ella y al tesorero y secretario.

LA DEFENSA

El juicio empezó por la mañana en la Ciudad de la “Justicia” de Málaga con el apoyo de un nutrido grupo de manifestantes y activistas. Al haber sido absuelta en ocasiones anteriores, incluso con más cantidad incautada, Fernanda habría sido ratificada cultivadora legal, y en esto se basa el error invencible o de prohibición. De aceptar el error invencible, significaría que la sentencia tiene que ser absolutoria y, de no aceptarlo, que va a dictar una sentencia condenatoria o bien, hipotéticamente, una absolutoria por defectos de forma.

Para Ramos, las irregularidades en el proceso se produjeron desde el principio. La vulneración de derechos fundamentales por la forma en la que se produjo el registro y posterior detención, la vulneración de la cadena de custodia de la incautación y casualidades como poco sorprendentes sobre cómo se llevó la operación por los diferentes cuerpos del estado…

Policía local (la que entró a la asociación) y Guardia Civil (la que incautó el cultivo en la finca El Refugio situada en Alhaurín el Grande) curiosamente habían coincidido en el tiempo en la incurrencia del delito. Los testigos de la Policía Local relatan cómo después de una investigación por internet llegan a la asociación “Marías x María”, donde observan un trasiego de personas que entran y salen en intervalos cortos de tiempo. De paisano, aprovechan que la puerta estaba aún abierta por la entrada de un socio para colarse y tras enseñar la placa le preguntan a Fernanda si pueden mirar en el local.

FERNANDA

Visiblemente cansada, la declaración de Fernanda es de una persona normal en defensa de algo en lo que ha creído durante más de sus 30 años de activismo. La marihuana con carácter medicinal ayuda a personas enfermas a tener una mejor calidad de vida, en este caso mujeres enfermas que tienen difícil el acceso a esta sustancia. Deja claro que nunca se ha lucrado del negocio ni ha tenido mayor interés que la legalización de la sustancia. Le duele que hayan ido contra ella de tan malas formas. Todos la conocen, saben de la asociación porque además está registrada legalmente en la Comunidad Autónoma Andaluza.

FISCALÍA

El trasiego de declaraciones de los distintos cuerpos de seguridad del estado deja claro que según ellos en ese local se promovía, favorecía y dispensaba marihuana a personas que no eran socias, incumpliendo una de las tres normas principales de los estatutos de las asociaciones de consumidores. Además, según ellos también incurrían en delito por el elevado número de socios (casi 200) y en el no cumplimiento de consumir en exclusiva dentro de la asociación, incidiendo en el traslado de la sustancia fuera de las instalaciones. La policía local utiliza en varias ocasiones el verbo “captar” para referirse al momento de entrada de un socio nuevo. En el alegato final, el abogado defensor ataca la utilización de este término por considerarlo intolerable.

Siempre según la Fiscalía, no había un control exhaustivo del proceder dentro de la asociación acorde a los estatutos, siendo delito por la forma en la que se operaba.

LOS PERITOS

Dos peritos del Ministerio Fiscal y uno independiente presentado por la defensa cierran la sesión juicial. Como siempre suele ocurrir en estos casos, la incautación de la droga pasa por procesos erróneos en su tratamiento policial por lo que la defensa argumenta que de los supuestos 10 kg obtenidos el día de los hechos, por lo menos dos no deberían haberse contabilizado incidiendo también en el hecho de lo que es tomado como sustancia ilegal y que se encuentra en las unidades floridas, dejando fuera el resto, entre ellas las hojas.

LA CARGA DE LA PERSECUCIÓN: ¡YO TAMBIÉN SOY FERNANDA!

Esta dilatación en el tiempo ha hecho mella en todos. Primero en las personas imputadas, que por defender el autoconsumo y el autocultivo de la marihuana, un derecho que debe ser de todos, sufren las consecuencias de un sistema que sigue sin adaptarse a la evolución de la sociedad, anclado en el pasado. Después nos afecta a nosotros, defensores de una libertad que entendemos debería darse ya. Mientras vemos cómo en otros países las leyes se adecúan a las demandas de la sociedad en materia de cannabis, aquí seguimos con ambigüedades y subjetividades según te toque el policía o juez de turno.

Fernanda de la Figuera es “la abuela de la marihuana”, un cariñoso nombre que se ha ganado durante toda una vida relacionada con el activismo cannábico. Ver a esta señora de 76 años con claras mermas en su salud sentada en el banquillo de los acusados como una delincuente produce rabia y tristeza. Ha sido un juicio largo, cuatro horas de sesión donde se han manifestado ambas partes. El fiscal pide para ella 4 años de cárcel.

Fernanda ha sentido el apoyo de mucha gente por medio de las redes, pero también de forma física, ya que se ha producido una concentración multitudinaria frente a los juzgados de Málaga, donde había personas provenientes de diferentes lugares de la península.

Ella nunca se ha “escondido”, siempre ha “defendido” el uso medicinal y lúdico de la marihuana, y “de firme convicción” no cree que estuviera haciendo “algo malo” ni “ilegal”. De hecho, es la tercera vez que pasa por los tribunales, habiendo sido absuelta en las dos ocasiones anteriores, la última en 2010. Entonces, ¿por qué a estas alturas y de esta forma? Ronda en el ambiente la duda de una condena ejemplarizante. Sinceramente esperamos que no y que sea absuelta de todos los cargos.

Esperamos que esta pesadilla acabe en una condena absolutoria para ella y las dos personas corresponsables de la asociación que la acompañan imputadas en este juicio.

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