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Ketamina

Ketamina

Nombre(s): Ketamina, Special K, Keta, Calvin Klein o K-ball (asociada con cocaína)

Principio(s) activo(s): Ketamina, normalmente como racemato.

Clasificación: Anestésico disociativo, psiquedélico.

Presentación(es) común(es): polvo blanco o viales de tipo farmacéutico-hospitalario con la sustancia disuelta.

Historia: la ketamina se sintetizó por primera vez en 1962 por Calvin Stevens, un profesor de Química de la Universidad Estatal Wayne, en Detroit, Michigan, y un ayudante que trabajaba para la farmacéutica Parke Davis buscando nuevas moléculas con actividad farmacológica. Primero se probó con animales y, con buenos resultados, se pasó a las pruebas con humanos realizadas sobre presos encarcelados en 1964. Tras estas investigaciones, quedó demostrada la corta duración de su efecto y su reducida toxicidad, haciéndola preferible a la PCP o fenciclidina, que era el anestésico disociativo usado hasta el momento, consiguiendo el permiso de la FDA en 1970 y siendo administrada entonces por primera vez a soldados norteamericanos en la guerra de Vietnam. Su uso no médico comenzó en los años 70 también, en la Costa Oeste de USA.

El primer uso lúdico documentado se encontró en un libro de la literatura underground llamado “Los fabulosos Furry Freak Brothers” y en 1978 se escribieron libros como “El científico” de John Lilly, que documentaba el poco frecuente fenómeno de la intoxicación con ketamina para usos no médicos. El uso masivo de la ketamina como droga lúdica se produjo después de la expansión de la MDMA y tras la prohibición en 1985 del éxtasis, hubo un aumento en el uso de la misma, especialmente en el sudeste asiático donde era ubicua en la cultura y fiesta “rave” de Hong-Kong a finales de los años 90. Antes de convertirse en una sustancia controlada, en el año 1999, la ketamina se podía obtener de diferentes presentaciones farmacéuticas o bien mediante la compra directa de grandes cantidades (bulk) a proveedores químicos domésticos en USA, aunque ahora la mayor parte de la ketamina destinada al uso no médico proviene de China e India. La ketamina no ha sido internacionalmente prohibida ni colocada en las listas más restrictivas de uso, porque es una de las Medicinas Esenciales de la OMS, de manera que cuando se quiso fiscalizar se incluyó en listas de control de fármaco menos restrictivas, igual que otros compuestos ya usados médicamente, como la Lista III en USA.

Forma, dosis y consejos de reducción de riesgos en su consumo: la ketamina se puede consumir de forma esnifada, oral, rectal e inyectada. Las dosis varían bastante según la ruta de administración. Para el uso de la ketamina esnifada las dosis -del racemato ya que el isómero más fuerte o “esketamina” es casi imposible de conseguir- van de los 10-15 miligramos para una dosis umbral, a 10-30 para una dosis ligera, a 30-75 para una dosis media, entre 60 y 125 miligramos las dosis fuertes y entre 100 y 250 miligramos para provocar una experiencia disociativa completa en la que la persona pierde el contacto con la realidad, conocido como K-Hole o Agujero-K. Si la ketamina es consumida de forma oral, las dosis son de unos 50 miligramos como dosis umbral, entre 50 y 100 como dosis ligera, entre 100 y 250 como dosis media, entre 250 y 450 como dosis fuerte, y por encima de ese nivel, las dosis corresponden al K-Hole. Las dosis de consumo rectal son iguales a las de consumo oral. La ketamina es un anestésico, por lo que si se va a consumir se ha de evitar ingerir alimentos hasta 2 horas antes, ya que es posible que se produzca vómito y los peligros derivados de ello se reducen con un estómago vacío. La ketamina es una sustancia también susceptible de ser adulterada con otros disociativos, como puede ser la MXE (metoxetamina) o los derivados legales del PCP, con lo que es muy recomendable que si tu fuente no es una presentación farmacéutica de la ketamina, intentes analizar la droga que has comprado para evitar sustos e intoxicaciones, así como conocer la pureza de la sustancia que vas a tomar (necesario para el cálculo de la dosis). No se debe mezclar el consumo de ketamina con otros depresores, como alcohol, benzodiacepinas, opiáceos, GHB, o gas de la risa, porque se potenciarán sinérgicamente ambos efectos, llevándonos a estados en los que nuestra integridad física se vea en peligro. Si bien son escasas las muertes directas por sobredosis de ketamina, no lo son tanto los accidentes ocurridos bajo el efecto de la droga, o posteriormente en el caso de los intentos autolíticos en personas que no han sabido encajar la experiencia de forma positiva.

Efectos: la ketamina se consume con varios objetivos, dependiendo de la dosis y la ruta de administración. Aparte de los usos anestésicos con las dosis más altas, o de los sedantes (para realizar procedimientos molestos o dolorosos), están los usos psiconáuticos más relacionados con la inyección intramuscular de la sustancia. En estos casos, los efectos son tan intensos y causan tanta disociación con el entorno que casi se podría denominar a la sustancia alucinógena ya que, al contrario de lo que sucede con los psiquedélicos clásicos que puede distorsionar nuestro input sensorial, con la ketamina se rompe la conexión entre los sentidos y el cerebro, de manera que es el propio cerebro el que se ve forzado -ante la ausencia de input sensorial- a elaborar un constructo de realidad subjetiva que está hecho con las ilusiones y recreaciones de nuestro cerebro, exactamente igual que cuando estamos dormidos y soñamos, por eso la experiencia parece tan real. Es la sustancia que tiene una mayor capacidad de provocar ECM o experiencias cercanas a la muerte, en las que el sujeto cree morir o haber muerto y observa “su salida del propio cuerpo”, así como otras de las manifestaciones típicas de personas que se han encontrado en una situación clínica de cercanía a la muerte y sufren estas experiencias.

En usos recreativos, la utilización de la ketamina es básicamente esnifada y en dosis pequeñas, ya que en dosis bajas y medias actúa acelerando la tasa cardíaca y sin deprimir la respiración, con lo que sus efectos se asemejan a los de un estimulante. No hay un patrón concreto del uso de la ketamina, sino que parece ser usada en mitad del torrente de sustancias químicas susceptibles de uso recreativo para limar ciertos aspectos o potenciar otros, como pueda ser la euforia, la desinhibición, el grado de amnesia o de alucinación, en mitad de los policonsumos que se suelen observar en los colocones de las noches de juerga, donde se van sumando distintos compuestos -cocaína, MDMA, anfetamina, cannabis, alcohol- como si fueran instrumentos en una orquesta para dar un resultado final. Así que el buscador de experiencias psiconáuticas. Es cierto que existe también el consumo único de ketamina como embriagante recreativo, pero mientras el buscador de experiencias psiconáuticas usa unos 175 mgs de golpe, el usuario recreativo usa una cantidad similar pero a lo largo de toda la noche, en pequeñas dosis de 20 a 50 mgs (puntitas).

Riesgos: en el caso de la ketamina es fácil que la mala medida, o exceso de frecuencia de administración y repetición, lleve a experiencias que no son las buscadas. Mientras que otras drogas como la anfetamina, la cocaína o la MDMA pueden ser consideradas como bastante más lineales en sus efectos, comparadas con la ketamina. En dosis bajas encontramos una estimulación suave, similar a una mezcla de alcohol y cocaína psiquedélicos. Pasando de ahí, vamos a una embriaguez fuerte en la que la pérdida de control motor corporal es patente y es un estado (burbuja) mucho menos sociable que el de otras drogas recreativas. De ahí iríamos a la alucinación disociativa suave, y con dosis mayores la alucinación disociativa fuerte o agujero-K. La ketamina es una droga adictiva y que crea tolerancia, cumpliéndose los criterios diagnósticos de adicción en un 10-15% de sus consumidores.

Estatus legal en España: Regulado como fármaco hospitalario o de prescripción.

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