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LSD

LSD

Nombre(s): LSD, ácido, tripis, cartones, micropuntos.

Principio(s) activo(s): LSD-25, Dietilamida del Ácido d-Lisérgico.

Clasificación: Psiquedélico, enteógeno.

Presentación(es) común(es): en “cartones”, que son pequeños trozos de papel secante -normalmente con dibujos impresos- o en muy pequeños comprimidos conocidos como “micropuntos”. También se puede encontrar en disolución y comprarlo -en grandes cantidades- en un pequeño bote con un cuentagotas (“goteros”).

albert hoffman

Historia: la LSD fue el primer psiquedélico sintético conocido por el ser humano, y antes que éste sólo se conocían los efectos de la mescalina del cactus Peyote. 
Fue sintetizado por primera vez en 1938, por el químico suizo Albert Hofmann (quien también aisló la psilocibina de las setas mágicas) dentro de la síntesis rutinaria de compuestos derivados de extractos de Cornezuelo del centeno o Claviceps purpurea, conocido como Ergot. La síntesis número 25 (de 28 iniciales) de un derivado del ácido lísergico, una dietilamida, llamada por eso LSD-25 (Dietilamida del Ácido Lisérgico-25 en alemán) resultó de poco interés farmacológico para los responsables de la empresa (tras probarla en animales) y quedó aparcada.

No fue hasta 1943 cuando, por una corazonada que Hofmann decía que tuvo, volvió a sintetizar el compuesto y durante su síntesis tuvo alguna ligera absorción -posiblemente a través de la piel- de una minúscula cantidad, pero suficiente para notar ligeros efectos mentales. Sorprendido, intentó repetir los efectos oliendo todos los compuestos que había usado ese día, creyendo que habría sido por algún disolvente, pero no tuvo éxito y sólo consiguió mareo y dolor de cabeza. Así que planeó un pequeño auto-ensayo con una cantidad del compuesto que se presumía minúscula a todas luces: un cuarto de miligramo o 250 microgramos. La cantidad, en realidad, eran varias dosis activas de LSD y lanzaron a Hofmann a un viaje psiquélico con LSD que duró varias horas, y del que se conocen momentos como su viaje desde el laboratorio (donde hizo la prueba) a su casa en bicicleta, acompañado de un compañero al que pidió ayuda viendo su estado. Ese día, es conocido dentro de la cultura de las drogas como el “Día de la Bicicleta”, existiendo frecuentemente “cartones” conmemorativos del evento con dibujos alusivos al mismo.

Pocos años después, en 1947, Sandoz -el laboratorio- lo lanzó como droga para facilitar procesos psicoterapéuticos. En sólo 3 años, el ejército de USA lo incluyó en un programa para administrar la droga a todo tipo de personas sin que se supiera para estudiar sus reacciones, dentro del programa conocido como MK-Ultra, y que no fue revelado al pueblo estadounidense hasta 25 años después.

Al expirar su patente, en 1963, ya había personas fuera del ámbito médico interesadas en su consumo, y algunas habían sido iniciadas gracias a Hofmann, como el escritor Aldous Huxley quien tenía experiencia previa con lo que él llamaba “el tigre mescalina”. Huxley le dijo a Hofmann que la LSD era “como un gatito” ante el “tigre mescalina”, pero Hofmann accedió a darle dosis mayores, haciendo que Huxley se retractase de lo dicho ante la potencia de la LSD.

Timothy Leary, un profesor de psicología de Harvard, fue uno de los principales difusores del consumo de esta sustancia, que cuando conoció resultó ser una revelación para él. Parte de la popularidad que consiguió crearle, se debió a sus declaraciones en una entrevista de la revista Playboy, cuando dijo que “una mujer podía tener incontables orgasmos bajos los efectos de la LSD”. La droga estaba en el lugar apropiado y en el momento justo cuando todo un movimiento de jóvenes, como fue “el verano del amor” de 1968 en el que eclosionó el movimiento hippie, la incluyó en su menú psicoactivo y como forma de rechazo al establishment, negándose a funcionar según los patrones aceptados socialmente hasta entonces.

En aquel momento, todavía era legal en USA, aunque pocos meses después quedó clasificada como ilegal: el 24 de octubre de 1968 se incluía vía FDA junto con un aumento en las penas del uso de sustancias psicoactivas con intención de “colocarse” -sin la receta de un médico, aunque todavía podía ser “recetada”- entre las sustancias controladas y quedaba sentenciada en 1970 cuando fue catalogada dentro de la Lista I, excluyendo eso su uso en humanos salvo en contados estudios muy controlados -en algunos casos buscando daños en lugar de usos terapéuticos- que prescribieron totalmente en los 80 en USA.

Está incluida dentro de la Convención contra las Drogas Psicotrópicas de la ONU, conocida como Viena 1971 en alusión a la ciudad y año de su celebración. A pesar de su prohibición y lo inestable del mercado negro, ha sido una sustancia que desde finales de los años 70 ya se podía conseguir en España, aunque llegó antes a nuestro país en su forma legal para experimentación en terapia psicolítica. Siempre desde entonces estuvo presente en el mercado negro y fue durante mucho tiempo una droga que no sufría de adulteración, ya que su bajísimo precio en relación al peso necesario para una dosis no lo hacía interesante, pero eso dejó de ser así cuando se empezaron a usar “cartones” para distribuir otras drogas, como la DOMDOBDOI y DOC, o actualmente los compuestos de la familia NBOMe, pudiendo encontrarse muchas veces estos otros compuestos vendidos como LSD en cartones, algunos de ellos tóxicos y letales en dosis bajas, cosa que la LSD no cumple ya que es, tras el cannabis, la droga menos dañina para el organismo y fisiología de un ser humano (incluso en dosis enormes).

Forma, dosis y consejos de reducción de riesgos en su consumo: aunque la LSD puede ser inyectada y es posiblemente activa por otras rutas de administración corporal, la forma más común de consumo es vía oral, ingiriendo un “cartón” o un “micropunto, o bien teniéndolo en la boca hasta que está prácticamente deshecho.

La dosis umbral ronda los 20 microgramos o millonésimas de gramo, dosis bajas empiezan en torno a los 50 microgramos, 100 se considera una dosis estándar media, entre 100 y 250 microgramos una fuerte, muy fuerte de 250 en adelante, y extremas de medio miligramo o un miligramo se han llegado a tomar sin problemas orgánicos relativos a toxicidad de ningún tipo. La dosis que hay en cada micropunto, en cada tripi o cartón, es totalmente desconocida hasta que no se analiza, siempre que sea LSD y no otro compuesto que es en realidad el mayor peligro, y no una dosis muy alta de LSD. Procura mandar a analizar tus tripis a algún servicio de análisis de drogas, si piensas consumir LSD, porque de ello puede depender tu vida en estos tiempos de adulteración.

El mayor peligro de la LSD no es el de una sobredosis y el riesgo de muerte, que es casi imposible usando las formas de presentación conocidas, sino el riesgo derivado de sus propios efectos psíquicos, para personas no aptas por una razón u otra para el uso de la droga. En personas con enfermedades mentales latentes, puede ser un desencadenante, y puede resultar desequilibrante para otras personas que se vean superados por la intensidad de sus efectos.

Es especialmente importante con cualquier psiquedélico el cuidado al “set y setting” o lo que es igual, al entorno donde vamos a consumir y a tener la experiencia, y a la disposición, expectativas y preparación interior a nivel psicológico de la persona que la consume. Si vas a consumir un “cartón” del que no conoces la dosis, no lo tomes entero (toma medio o un cuarto) y espera al menos 4 horas antes de administrarte más, ya que si contiene drogas como el DOM -cuyo efecto comienza varias horas tras la ingestión y dura casi un día entero- una sobredosis podría ser fatal. Recuerda que cada persona reacciona de una forma distinta a cada droga, no supongas que tomar lo mismo que un amigo tuyo te provocará los mismos efectos subjetivos que percibas en él, y esto es aplicable especialmente a cualquier droga psiquedélica. Si lo vas a tomar por primera vez, procura que te acompañe alguien sobrio, que conozca los efectos de la droga a ser posible, y que pueda ayudarte si durante la experiencia lo necesitas.

Efectos: una vez ingerida la LSD se pueden sentir sus primeros efectos en torno a los 30-45 minutos y los efectos completos después de una hora y hasta una hora y media. La experiencia en total puede durar entre 8 y 10 horas, dependiendo de la persona y sus variables como set y setting. Se produce inicialmente una estimulación física y mental así como del ánimo, claridad de ideas, pensamiento acelerado con mayor pensamiento asociativo y creativo. Se está más alerta y la percepción se modifica, el gusto, el olfato, la forma de percibir la música junto con su importancia y significado. Se pueden tener visiones con los ojos abiertos y cerrados, y todo tipo de alteraciones en colores y formas en el campo visual. En lo espiritual puede provocar intensas experiencias, que pueden ser positivas o negativas y no deseadas, que afecten a nuestro rumbo vital. También sentimientos de conexión con todo el universo, o pérdida de las barreras psíquicas que nos separan a nuestro “yo” de los demás. Produce una marcada midriasis o dilatación púpilar, problemas para concentrarse en algo, discursos poco habituales, emociones cambiantes, e incluso pensamiento en bucle, recursivo. También puede provocar ansiedad, tensión muscular y de mandíbula, sudaración aumentada, problemas para regular la temperatura corporal, mareo y confusión. A nivel psíquico puede traer experiencias incomodas o negativas como la megalomanía, el exceso de sensibilidad a la música o al entorno, miedo, ataques de pánico, paranoia y pensamientos persecutorios, como parte de emociones -o estados mentales- que uno se puede encontrar consumiendo LSD aunque no quisiera tenerlos.

Riesgos: los riesgos del consumo de LSD son los derivados de sus efectos psíquicos ya mencionados. Es una sustancia no adictiva y salvo en dosis gigantescas, no es letal aunque el daño psíquico que puede causar una experiencia demasiado intensa y difícil de encajar, durante las horas que puede durar una dosis demasiado grande de LSD, no se debe despreciar.

Estatus legal en España: Ilegal.

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