Benito Díaz
Las propiedades del cannabis afectan a nuestra percepción de la realidad y alteran la respuesta de nuestro sistema nervioso central. Es el motivo por el cual se lleva décadas analizando el efecto de sus componentes en nuestras psique y capacidades intelectuales. En los últimos años, distintos estudios científicos han arrojado algo de luz sobre estas cuestiones, que preocupan tanto a padres como a educadores y consumidores.
Desde Cannabis.es no recomendamos el uso recreativo de cannabis en estudiantes menores de edad. A la luz de las investigaciones, el impacto que pueden tener los componentes psicoactivos de la marihuana en el cerebro en desarrollo de menores y adolescentes puede resultar perjudicial para su futuro, afectando a su evolución cognitiva.
La contraposición de argumentos y análisis científicos nos brinda la posibilidad de elaborar una lista con pros y contras del consumo de cannabis durante los estudios, que puede resultar de ayuda a la hora de tomar nuestras propias decisiones.
Evaluaciones científicas
Distintos análisis avalan las sensaciones que pueda tener cualquier consumidor habitual de cannabis: problemas en la resolución de sistemas numéricos, mayor facilidad de distracción y dificultades para retener información a corto plazo.
Las investigaciones se presentan contradictorias. Desde planteamientos prohibicionistas que señalan el consumo de Cannabis casi como fuente de todo mal que afecta a la juventud, hasta observaciones pro-legalización, que dejan de lado cualquier efecto negativo que pueda producirse.
Podemos encontrar estudios muy parciales, como las pruebas aportadas por el National Institute for Drugs Abuse norteamericano, el cual señala que “un análisis reciente de datos de tres amplios estudios en Australia y Nueva Zelanda halló que los adolescentes que consumen marihuana regularmente tuvieron marcadamente menos probabilidades de terminar la escuela secundaria u obtener un título que sus pares que no consumían marihuana. También tuvieron una probabilidad mucho más alta de volverse dependientes, consumir otras drogas e intentar suicidarse”, entre otras cosas.
Una investigación de 2017 muy referenciada intenta resolver con claridad la relación entre el cannabis y las tasas obtenidas en estudios universitarios en Holanda. Sus autores, Olivier Marie y Ulf Zolitz, aprovecharon la prohibición de la ciudad de Maastrich al acceso a coffee shops para personas que no fueran holandesas, alemanas o belgas y así medir el resultado de esos estudiantes en sus pruebas. Estas restricciones, que duraron siete meses en los Países Bajos, sirvieron para elaborar un texto que asegura que “como consecuencia, a aquellos a quienes se les negó el acceso al cannabis legal, vieron una mejora significativa en sus calificaciones relativas a las de los alumnos ABH (Alemanes Belgas Holandeses); de la variación total que tienen las notas de los estudiantes, las notas mejoraron un 1%. Conjuntamente, se observó una mejora del 74-78% en la probabilidad de aprobar los cursos para los no ABH. El efecto fue mayor sobre las calificaciones de las mujeres”.
En el otro lado, un estudio de 2012 titulado “Persistent cannabis users show neuropsychological decline from childhood to midlife” no encontró ninguna relación entre el consumo de cannabis y la disminución del índice de inteligencia en adolescentes. Este análisis resumiría la experiencia de una muestra longitudinal de 3.000 personas de dos sondeos separados que ahondaban en las vidas de gemelos adolescentes durante más de una década en Estados Unidos. En concreto, 3.066 sujetos de estudio a los cuales se les realizaron pruebas de inteligencia cuando tenían entre nueve y 12 años, antes de consumir cannabis y repetido cuando tenían entre 17 y 20 años.
Hemos de señalar aquí que, si bien existen pruebas documentadas que afirman que el cannabis podría ser la causa de la bajada del rendimiento académico, también las hay que demuestran el peso de la influencia las causas ambientales que rodean al estudiante y que afectan al mismo. Por ejemplo, no hay pruebas de que el cannabis sea la causa directa del descenso del rédito estudiantil, o que los estudiantes con más dificultades para estudiar sean más sensibles al consumo de cannabis.
Pros de estudiar con Cannabis
El consumo moderado puede tener un efecto beneficioso en el estado de ánimo, contribuyendo a la reducción de la ansiedad y la relajación. Por ejemplo, en el consumo terapéutico reduce dolores crónicos y proporciona estabilidad mental para llevar a cabo la tarea del estudio.
Algunas personas alegan que el consumo durante el estudio les sirve para ralentizar la velocidad y así, prestar más atención a lo que tratan de entender y aprender. Su capacidad para relajar y procurar un sueño profundo podría ayudar a rendir más en las clases, con lo que también existe quien limita el consumo a los momentos de descanso.
Tiene el potencial de mejorar tus capacidades creativas y el flujo de nuevos pensamientos, aunque también podemos distraernos con más facilidad.
Contras de estudiar con Cannabis
Su consumo abusivo y prolongado puede causar el efecto contrario al respecto de la ansiedad, produciendo sensaciones desagradables.
El conocido efecto “amnésico” del cannabis hace que no sea una opción atractiva a la hora de realizar un test académico. No recomendamos consumir antes de llevar a cabo una prueba de este tipo, donde el THC puede resultar una verdadera traba en un momento que se necesita máxima concentración al respecto de contenidos almacenados en nuestra cabeza.
El pensamiento matemático puede verse afectado. Lo que puede venir bien para aptitudes como literatura o filosofía, pero es posible que nos perjudique para otras asignaturas, como física, estadística, etc.
Estos efectos, como demostraría el estudio “Cognitive Measures in Long-Term Cannabis Users”, no son permanentes y desaparecen cuando se cesa el consumo.
Hablan los estudiantes
En una breve encuesta realizada entre varios estudiantes, podemos observar disparidad de opiniones.
Carl (nombre ficticio) estudia un doble doctorado. Sostiene que consumió cannabis durante su carrera y que en ocasiones acude a él para sobrellevar el insomnio. “No veo por qué el cannabis debe influir en el estudio. También pienso que depende de la persona. Me ayuda en momento de estrés para poder relajarme. Al día siguiente trabajo bien, incluso intento ser más productivo. Pero conozco a personas que fuman sin parar y luego no hacen nada… creo que eso tienen que ver más con la persona que con la Marihuana en sí” afirma. “Si eres vago y fumas, pues seguirás siendo vago, fumando o no. Creo que mucha gente lo utiliza como excusa. Me parece bien el consumo, pero al igual que el alcohol, hay que hacerlo con cabeza”.
“Me ha servido siempre para estudiar”, cuenta Pedro (nombre ficticio). Es graduado en periodismo, aunque actualmente no ejerce. “Me relaja y me ayuda a mantener la atención, le doy más vueltas a las cosas, creo que las entiendo más profundamente. Consumía antes de entrar a clase y de hacer exámenes, nunca noté que disminuyera mi capacidad”.
Pau (nombre ficticio) es licenciado en Arquitectura por la Universidad de Valencia. No consume actualmente, pero lo hizo puntualmente durante los primeros años de su carrera. “Pienso que sí que puede llegar a afectar bastante al rendimiento académico. Aunque también creo que suele ser un factor más dentro de otros factores en ciertos momentos de la vida, al acabar el instituto o empezar la universidad por ejemplo”, nos revela.
No existe una regla general en este tema. A algunas personas parece funcionarles, mientras que a otras les puede resultar contraproducente. En cualquier caso, es necesario realizar más estudios al respecto y evaluar nuestras necesidades y actitudes con conocimiento, por lo que también se precisa más información general al respecto.