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La cooperativa Ananda obtiene la primera licencia social de Ecuador

La cooperativa Ananda obtiene la primera licencia social de Ecuador

Arnau Alcaide

Tras la regulación de la producción de la Cannabis por debajo del 1% de THC para fines médicos, que vino acompañada de las despenalización sin sanción y la legalidad del autocultivo, Ecuador ha entregado su primera licencia social de producción de cannabis, al término del proceso público de concurso. Ha sido a la cooperativa Ananda, en un pequeño pueblo agrícola de los Andes que se llama Chingazo Alto, en la provincia de Chimborazo.

Con pocos recursos, el desarrollo económico agrícola de esta «parroquia», el nombre de pueblos inferiores al municipio dentro del cantón, lo canaliza una asociación de agricultores que negocia en conjunto. Ahora, Ananda gestionará para ellos las licencias de producción de cannabis para toda la cadena de valor, y aspira a imitar el modelo de colaboración para dar acceso a cultivos de valor a locales de todo el cantón Guano. Como en España, sin asociarse en personas jurídicas o cooperativas, no pueden acceder a las licencias.

Pero los problemas no terminan aquí. Paul Moreno, el directivo fundador de Ananda, nos cuenta que ahora es «un buen amigo» del Ministro de Agricultura, y sin embargo esta amistad no se forjó precisamente en la cordialidad. A un proceso de regulación que estuvo cerca de dejarles fuera, hay que añadirle que los requisitos de obtención de una licencia requieren de una extensión de tierra de 2 hectáreas unidas que muchos locales no alcanzan ni asociándose, bien por una extensión insuficiente o por su dispersión entre las tierras.

Aunque se quieren dirigir a la industria farmacéutica como comprador del cannabis que considera tendrá mayor valor de mercado, comercializarán también productos naturales terminados de acuerdo con la ley ecuatoriano, como son los aceites. Del mismo modo, también buscarán salida para todas las partes de la planta, como las fibras. Pero lo característico es que «el producto» en el caso de Ananda, nos cuenta Moreno, es «la comunidad sostenible». Un proyecto que tratará de dar un trabajo a una persona de cada familia en una área rural en la que el suelo de muchos de los reducidos domicilios es directamente la tierra. Una región que nos revela lo paradójico del sector primario, que no mejora la calidad de vida de sus trabajadores respecto de la población general, pese a que viven en las zonas con más riqueza en recursos materiales.

El Ministerio de Agricultura rectifica y les consulta después que a las grandes productoras

«Lo estábamos tomando con calma cuando un día nos enteramos de que el M.de Agricultura ya estaba escribiendo el reglamento y, como siempre, en contubernio con las grandes empresas bananeras, cacaoteras, arroceras, ya habían elaborado un reglamento. Entonces, yo me entero de eso un sábado y decimos ‘no puede pasar que no nos hayan convocado’, y efectivamente luego el viceministro Andrés Luque dice ‘solo falta el último retoque’ y nadie sabía qué pasaba. Entonces armamos una campaña en redes sociales, también en change.org, en la que exigíamos una regulación incluyente y el resultado fue que al martes siguiente nos llamaron a una mesa técnica para escribir la regulación. Propusimos unas cuantas cosas, nos hicieron caso en unas, no en otras. Y en diciembre, justo el 24 del año pasado, salió el acuerdo ministerial 109 que regula el cultivo, procesamiento y siembra de semillas de cáñamo. Nosotros ya habíamos armado la cooperativa y teníamos mucha información privilegiada porque éramos unos 10 el movimiento cannábico en las mesas técnicas».

Las dos licencias obtenidas por la primera cooperativa

«La primera es de producción de semillas y clones: tenemos un máximo de 1800 m2 para sembrar. Somos la única organización popular y solidaria que recibió una licencia, todas las demás solicitantes eran compañías o sociedades con fines de lucro y somos todavía los únicos licenciados como cooperativa desde la economía popular y solidaria, sin fines de lucro». La otra, es para la venta de fibras y fines industriales.

Web de transparencia de la administración en Ecuador.

El Viceministro de Agricultura les entrega la licencia en su aniversario

«Este 7 mayo cumplimos el año de fundación como Cooperativa Ananda y armamos el show para que viniese el viceministro y subsecretario de producción agrícola Andrés Luque a entregarnos en persona la licencia de reproducción de semillas y clones, tipo 2 de acuerdo al reglamento. Ahora somos buenos amigos porque nos peleamos muchas veces durante la elaboración del reglamento. Estuvo Luque, el alcalde del pueblo, 3 de los 4 asambleístas electos [diputados por su provincia]…».

Niños siembran su futuro

«Pero lo mejor de la inauguración fue que tres niñitos, dos varones gemelos de la comunidad de Chingazo Alto y una niña indígena campesina de la otra comunidad con la que estamos trabajando, sembraron las primeras semillas de cannabis comunitario del país. Fue muy muy emocionante, se me quiebra la voz al acordarme».

Dos niños gemelos de Chingazo Alto y una niña de una comunidad indígena vecina siembran su futuro.

«Sobre todo porque es muy simbólico, niños sembrando marihuana: vengan y arréstenles, vengan a meter presos a estos niños. Entonces fue muy muy emocionante, muy emotivo».

Del 1% al 10% de THC: despenalizar y vaciar las cárceles

«A los asambleístas se les entregó una propuesta de modificación de una ley: la que dice que es el 1% el máximo de THC con el objetivo de que en algún momento se puedan vaciar las cárceles de acá. En febrero hubo unas revueltas en las cárceles, más de 70 muertos, y cosas salvajes como gente jugando a fútbol con una cabeza. Y eso es porque las cárceles están diseñadas para albergar a 19.000 presos y hay más de 60.000. Entonces hicimos la propuesta Last Prisoner Project para que al modificar la ley el código integral penal al 10% en lugar de al 1% ya el cannabis podría entrar en la parte recreativa. Entonces la gente que está en las cárceles tiene que salir de ahí. Hay un estudio del año 2017 aquí en Ecuador que revela que, cuando el presidente de entonces Rafael Correa dio una amnistía a presos no violentos relacionados con drogas, años después menos del 2% reincidieron en delitos. Eso implica que el resto eran consumidores o víctimas colaterales: la novia del narco, el papá, el que prestó la casa…

Por qué Chingazo Alto

«Elegimos esta comunidad de Chingazo Alto en Cantón Guano a 16km de mi ciudad porque hace unos años empezamos un trabajo de mejora de vivienda comunitaria y se arreglaban las casas con baños, pisos de cemento cuando antes había tierra, etc., y cuando incluso ellos podían aportar algo les poníamos cerámica en los baños. Se dejaba una casita limpia y decente. Se arreglaban las casa existentes. Y ahí conocimos a Marcos Hidalgo que en ese entonces era el presidente de la comunidad. Hemos hecho una buena amistad y es una persona súper dinámica. Si le digo que necesito a 45 personas para trabajar al día siguiente, las reúne. Entonces fuimos a trabajar con Marcos durante la pandemia, al centro de acopio donde está ahora la planta de producción de semillas. Servía para acopiar comida para la gente de ahí y ahora está con nuestro proyecto de cannabis».

En colaboración con otra asociación de agricultores que pondrá y ostentará la infraestructura dentro del circuito social

Trabajan junto a la asociación de productores de Guarango y frutales, ASOPROG, que se preocupa también de un desarrollo inclusivo en la zona a través de la cooperativa agrícola. Su director es precisamente Hidalgo, antiguo presidente de la comunidad vecinal y ahora de la asociación de agricultores. «Con ella hicimos un convenio que dice que la ASOPROG se beneficia de toda la infraestructura que se pueda construir y Ananda administra el proyecto».

«Entonces, todos los cambios que se hagan en el centro de acopio: Invernaderos, cercamiento de todo el perímetro, alarmas, internet, baños, vestidores, todo eso queda para la comunidad, mientras que la licencia la administra la cooperativa Ananda. Los beneficios se reinvierten en proyectos de desarrollo comunitario en dicha población. El cannabis son millones de dólares de negocios y nosotros necesitamos para cambiar la comunidad de la A la Z más o menos 100.000 dólares al año durante 10 años. Un millón de dólares. Con eso cambiamos la comunidad, logramos que al menos una persona de cada familia de la asociación tenga un salario digno completo, una canasta mínima vital que aquí en Ecuador son 711 dólares y ya con eso la gente puede vivir dignamente. Y ya el objetivo es ese, crear una Comunidad sostenible en la que todo el mundo tenga lo mínimo, una comunidad a 300 años vista.

Biosferas frente a un crecimiento descontrolado que mira al espacio

«Así como los gringos y los chinos están mandando sondas robóticas a Marte para colonizarlo, nosotros no tenemos dinero para eso, entonces vamos a armar esas biosferas que ellos están planeando en marte y vamos a construir un pequeño ecosistema de biodiversidad que pueda producir su propia comida, su propia energía y su propia medicina con plantas. Ese es el propósito final, crear un refugio pequeño para la humanidad en este planeta, ojalá para que dure otros 300 años, para aguantar las próximas envestidas de las próxima pandemia, la crisis económica que se avecina, el cambio climático, la pérdida de la biodiversidad, todas estas barbaridades que vemos en las noticias y creemos que no nos afectan. Ese es el propósito final de la creación de estas comunidades sostenibles, un refugio para el futuro de la humanidad. Yo no quiero volver a pasar una pandemia o crisis de este tipo en la ciudad con miedo de todo».

Sumándose al activismo

«Yo nunca había probado cannabis hasta los 42 años. Con toda la bulla que hubo con la legalización en Uruguay y luego en los estados de Colorado y Washington, me dio curiosidad y dije ‘algo bueno tiene que tener esto’. A través de una prima conseguí un cogollo grande, para unos dos porros, y así fumé por primera vez a los 42 años. Y dije wow, esto tiene futuro. Entonces me dediqué a leer todo lo que pude leer, a estudiar todo lo que pude estudiar.

Al mismo tiempo, mi hijo Sebastían también empezó a fumar y es una de las mejores cosas que me he pasado, que ahora tenemos un tema en común», cuenta de la mejora de una relación en la que no había comunicación. «Ahora hablamos horas y horas del tema. Empezamos a hablar, conversar, ver qué podíamos hacer en el futuro y comenzamos con el activismo del cannabis. ‘Esto tiene que ser legal’, decíamos. Y fundamos CRIC, Consumidores Responsables e Informados de Cannabis. Con este movimiento o colectivo empezamos a hacer un poco de bulla en redes sociales, a comentar, organizar conferencias en la ciudad, etc».

El camino de la compasión

«Trajimos las más grandes ponencias del activismo del país a la ciudad y conocimos a dos personas en particular: Gabriel Buitón, que lleva fumando desde tiempos inmemoriales, y Alexis Ponce, un activista de DDHH, excoordinador de DDHH en Ecuador y exdefensor del pueblo, que tiene a sus hija y esposa en tratamiento, por parálisis celebral y tratamiento oncológico respectivamente. Él nos explicó que pese a los plantones frente a la asamblea, el camino de la legalización es el camino de la compasión. Así, intentamos orientar a CRIC en el camino de la regulación.

Así, hace dos años Sebastián y yo empezamos a hablar en serio. Cómo legalizamos a CRIC, qué hacemos con CRIC cuáles son los negocios que va a hacer. Y empezamos a juntarnos ya con la gente que va a hablar de regulación, de las propuestas en la Asamblea Nacional; justamente con Ponce y Buitón. Apoyamos todo eso en las mesas técnicas de discusión del Ministerio de Salud, del Ministerio de Gobierno, de la secretaría de drogas… Y empezamos a revisar reglamentos hasta que, en septiembre de 2019, salió la regulación».

La regulación de 2019

«La regulación de 2019 quita de fiscalización toda planta de cannabis por debajo de 1% de THC y asigna la reglamentación del cultivo y siembra al Ministerio de Agricultura y Ganadería. Nosotros participamos en las mesas técnicas que la hicieron posible. Y salió adelante, querríamos más, pero salió, y fue muy importante para nosotros. Entonces ya solo faltaba el reglamento de ley nueva competencia del Ministerio de Agricultura.

Un pasado laboral en obra social

«Yo había trabajado los últimos 13 años antes de marzo de 2020 para una fundación que hacía vivienda social y fui el director ejecutivo desde que se fundó hasta mi salida en febrero de 2020. En septiembre de 2019 salió la regulación y yo hice una propuesta de proyecto en la fundación acerca del cannabis y no recibí el apoyo que se necesitaba. Así, como ya estaba con Sebastián conversándolo, dejé mi trabajo y nos dedicamos a tiempo completo a esto. Vino la pandemia justo cuando daba un exposición el 7 de marzo. Mi hijo se quedó un mes retenido en Perú y mientras él estaba allí fuimos conversando y construimos la documentación y con ella la cooperativa, aprobada el 7 de mayo de 2020. Como teníamos la información del reglamento, empezamos a recoger todos los documentos necesarios para tenerlo listo cuando saliesen las licencias».

Financiación suiza para la cooperación al desarrollo

«Recibimos un pequeño financiamento de 13.000 dólares de la embajada Suiza. Un amigo me dice: ‘suiza no se metió a la primera GM, ni a la II, y se mete con ud a sembrar marihuana. Se ve que Suiza no invierte en causas perdidas’, entonces es un espaldarazo que nos dio la embajada Suiza».

Productos

«En cuanto a los productos que vamos a vender, siempre me peleo con mi agente de marketing, porque el producto que queremos promocionar es la comunidad sostenible, ese es el producto final y el cannabis es uno de los medios para construirlo. Pero sí, en los productos que queremos producir, pues con la licencia que tenemos ahora podremos todo lo que es semillas y propagación vegetal. Vamos a importar semillas, vamos a reproducir semillas locales dentro de la regulación. Vamos a producir esquejes y clones de las plantas que saquemos y semilla para la venta al público. Eso es lo que haremos de momento con esta primera licencia. Estamos en conversaciones con organizaciones, de Uruguay, Colombia, EEUU, para que vengan acá unos meses a enseñarnos.

Sebastián, mi hijo, aprendió mucho en EEUU, y yo soy químico y tengo un doctorado en ello y conozco toda la parte del procesamiento. Además, como administré una fundación durante 13 años una fundación, ahí movilizamos 5 millones de dólares para esta construcción de viviendas y tengo el manejo en personal y de administración. Entonces eso son los productos que sacaríamos con nuestra licencia de producción de semillas y clonado.

Clonando Cannabis en el laboratorio

También vamos a montar un laboratorio de reproducción de cannabis in vitro, con una producción que esperamos de 1000 plantas al día. Adicionalmente a la segunda licencia que pedimos, que será una licencia de producción de cannabis industrial.

Devolver la simbiosis con la tierra: plantas medicinales y psicoactivas

«Es muy interesante porque para la gente del campo las plantas son la primera fuente de curación, alimentación, comunicación con dios, con la pachamama, con la tierra, son las plantas. La gente entendió muy rápido que el cannabis puede ser una buena fuente de ingresos. Fue súper interesante la reacción de la gente ante el planteamiento de sembrar plantas medicinales.

Aquí en la sierra hay muchas más plantas medicinales y muchas más plantas narcóticas: la típica es el guanto, que es la brugmansia sanguínea de donde se saca escopolamina, tenemos chamico, el estramonio, de donde también se saca escopolamina, tenemos leonuris o cabeza de león, de donde se saca un alcaloide que también es psicoactivo, y tenemos al jefe grande de todas las plantas enteógenas de la sierra, que es el Cáctus de San Pedro, el equinposis pachanoí, que contiene mescalina.

Eventualmente, produciremos todas esas cosas y otras plantas de alto valor agregado como dice nuestro slogan. Ananda promueve el desarrollo de comunidades sostenibles a través de la siembra y procesamiento de plantas de alto valor industrial. Además del cannabis, vamos a tratar de incluir en los invernaderos vainilla, azafrán, el ají charapita, un ajillo peruano, cualquiera de estas especies caras. Y tratar como te digo de que todos los ingresos se reviertan en desarrollo comunitario». Cuando alcancen los ingresos, él también se habilitará una casa junto al proyecto para vivir allí, «en el campo», donde «el caldo de gallina sabe mejor».

Ananda se ofrece a gestionar el cannabis de otras cooperativas agrícolas

«Al principio queríamos reunir en la cooperativa a gente que tuviese dinero para poder reunir todo lo que hemos gastado», unos 35.000 dólares los ha puesto él, más los 13.000 de la embajada suiza. «Pero no queríamos renunciar a nuestros principios por dinero, entonces si alguien quería participar tenía que comprometerse con el proyecto. He rechazado a inversionistas que estaban pensando en el retorno de dinero. Estamos armando un esquema de negocios a modo de franquicia por si alguien quiere unirse. Entonces el método sería que ellos serían los dueños de la infraestructura y nosotros les administramos la licencia. Y todo el beneficio se reinvierte en ellos».

Software abierto de trazabilidad para todas ellas

Están creando uno de código abierto para campesinos u otras cooperativas, pero que sí tendrá un coste anual para las empresas con ánimo de lucro que quieran usarlo. En el sistema de trazabilidad, pondrían un QR en el que se vería la familia que lo cultiva e incluso se le podría donar. Entonces «se recupera el valor del esfuerzo» y se conecta al «campesino» con «la cadena de valor final».

Involucrando al paciente y financiando su tratamiento

«Es devolver esa relación entre el campo y la ciudad para volvernos un poco más empáticos con la gente que produce nuestros alimentos». Y no solamente al campesino, al trabajador, queremos involucrar a los pacientes con una web o app donde van registrando todos los síntomas de su tratamiento con cannabis. Qué variedad, cuánto tomó, cuántas gotas, cuántos gramos, cuánto fumó, lo que sea. Efectos principales, le curó, le pasó el dolor, mejoró la alimentación, apetito, estado de ánimo general, toda la información que se pueda y estos datos que nos entregan se ponen en venta para estudios clínicos con toda la seguridad de privacidad». El dinero que pagaría una farmacéutica por el acceso a estos datos iría directamente a pacientes para financiar sus tratamientos, que son muy caros y largos en el tiempo. «Incluir al paciente no solo como el objeto final de la venta, el recipiente final, sino parte de la cadena productiva». Lo trabajan con la Alianza para el Uso Ético de los Datos, una org de EEUU.

La primera licencia social busca expandirse aún sin comprador

«Nosotros queremos producir cannabis de la mejor calidad posible para tratar de venderlo al mejor postor posible. Ha habido interés de un par de empresas farmacéuticas, pero no tenemos todavía un compromiso con nadie de ventas, eso es un error nuestro, pero claro, apenas llevamos 3 meses en el mercado. Nosotros somos los únicos con licencia solidaria, las demás son con fines de lucro. Estamos intentando abrir otra cooperativa en otro cantón, Chambo. Y también damos charlas a otras orgs campesinas que quieren sumarse. Una de las pegas más grandes es que la regulación exige que sea una persona jurídica entonces tienen que asociarse los campesinos.

Para cultivar, la superficie mínima es de 2h en un mismo lote o lotes vecinos, pero un solo cuerpo, y muchos campesinos no tienen esa cantidad de terreno o están muy dispersos o no se pueden juntar para superar los requisitos legales. Esa es una de las fallas de la regulación sobre todo si quien solicita la licencia es una org campesina pequeña, y no una Sociedad Anónima».

Exportar a Europa y también el modelo

«Cuando empecemos la construcción de la planta de producción, lo haremos con todos los estándares internacionales. «Si nuestro mercado es Europa nos traeremos las normas para armar el laboratorio para poder exportar a ese mercado. Acá tenemos el ejemplo de Colombia que tiene 100 millones de personas y un mercado de inversión que sobrepasa los 1000 millones de dólares y yo comparándolo necesito 150.000 dólares para un año. Entonces la única forma es producir un cannabis de la mejor calidad posible y ofrecerlo en estos mercados alternativos orgánicos de comercio justo porque eso es lo que va a tener nuestro producto. Vamos a tener un valor social agregado además del monetario. Todo el asunto de desarrollo comunitario es lo que queremos que sea el producto final. Una comunidad sostenible es el producto.



Necesitan 150.000$ para empezar a producir y autofinanciarse

«Ahora mismo nos hemos tomado un descanso después de la inauguración del 7 de mayo. Aquí en el imperio Inca, que iba desde el sur de Colombia hasta Argentina, existía el Camino del Inca, donde los chasquis, los mensajeros, eran capaces de hacer el camino entre Cuzco y Quito en dos semanas los 2000km. Estos chasquis además de correr sabían leer y escribir además de correr y llevaban las noticias y eran los sabios y corrían de posta en posta, que se llamaba tambos. El corredor pasaba el testigo al siguiente y se quedaba recuperándose, aprendiendo del lugar y contando historias de donde venía. Ese descanso se llama en quichua samay, el descanso del sabio para recuperar fuerzas. Nos hemos tomado un samay para presentar un buen proyecto de negocios a inversionistas. El proyecto total, tiene un costo de 3.5 millones de dólares en 5 años. Para este año necesitamos 150.000 dólares, con el que terminan la infraestructura de laboratorios, invernaderos y laboratorio de semillas, y podrían empezar a producir, y el resto de dinero sería necesario en el futuro para los salarios y la mejora local».

Proyecto ecológico municipal: plástico por cáñamo

Junto al Cantón, la unidad municipal que todavía podría tener «parroquias» interiores, quieren que su alcalde les facilite desarrollar «un programa de economía circular donde sobre todo haya reducción de deshechos». «Primero deshechos de construcción, lo más grande que llena los basureros y luego una planta de producción de papel y bioplásticos de cáñamo para reducir todos los plásticos de un solo uso a materiales biodegradables. Estamos trabajando en una estrategia de cooperación con la alcaldía. Queremos sacar una licencia de producción de flor, porque la que tenemos ahora solos nos permite semillas y biomasa, y una licencia de procesamiento y con eso tendríamos toda la cadena de valor, desde la semilla hasta el aceite final que es lo que considera la regulación como producto terminado».

Dinamizar localidades con economía circular cercana

«Y queremos involucrar a las familias de las comunidades alrededor del proyecto, porque lo que queremos también es que todos nuestros proveedores posibles sean proveedores locales. Entonces vamos a hacer uniformes encargados a una familia local, otra puede proveer de alimentación, otra de macetas de fibra textil para la siembra, otra a la producción de sustratos y nutrientes para las plantas. No solo trata de sembrar cannabis, sino que hay toda una serie de actividades alrededor de la producción del cannabis con las que se puede involucrar a las familias de las comunidades cercanas».

Una situación dramática por el Covid

«Estamos en una crisis terrible. Unos niños se quedaron huérfanos porque toda su familia falleció por Covid, una anciana ciega y sorda que sus dos hijos que le cuidaban murieron por covid y quedó solo con el yerno. Unas cosas que dices dónde están los 200 años de independencia, los 200 de democracia que estamos aquí».

Retoma el esquema de franquicias, que «lo trataremos de manejar diferenciadamente para orgs sin fines de lucro y personas naturales con fines de lucro». El software de trazabilidad porque «es obligatorio para todos los licenciatarios» y así darán acceso a él a los agricultores. Y hacer lobby para THC al 10% y la aclaración del código penal. «Queremos saber el autocultivo que se autoriza, concretamente cuántas plantas, y que se vacíen acorde a ello las cárceles de forma retroactiva».

Aún sin multinacionales produciendo

Nos comenta que, pese a ser la única empresa social licenciada, el resto aún son pequeñas y el tejido productivo de momento no se caracterizará por el dominio de grandes capitales extranjeros. «Todavía no vienen los grandes jugadores».

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