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Cristina Sánchez: “Vamos a la cabeza en investigación y a la cola en la aplicación de los resultados del cannabis terapéutico”

Cristina Sánchez: “Vamos a la cabeza en investigación y a la cola en la aplicación de los resultados del cannabis terapéutico”

Benito Díaz

Cristina Sánchez es profesora titular de Bioquímica y Biología Molecular en la Universidad Complutense de Madrid. Desde los años 90, su interés se ha centrado en el estudio y las aplicaciones del cannabis y los cannabinoides en el aspecto terapéutico. Ha participado en algunas de las líneas de investigación más importantes que se han dado en nuestro país. Conversamos con ella al respecto de su trabajo y la actualidad cannábica.

La doctora comenzó a trabajar en el grupo de investigación sobre la señalización por cannabinoides, pionero en estas cuestiones y del que también era parte el doctor Manuel Guzmán. En 1996, Sánchez se internó en el estudio del metabolismo del sistema nervioso central, “de ahí pasamos al cáncer y me enfoqué en hacer análisis del glioblastoma, un tipo de tumor cerebral muy agresivo. “Luego, esa línea de investigación la ha llevado mi compañero Guillermo Velasco. En 2004, año en el que volví a España, me centré en una línea que lleva, sobre todo, el Cáncer de mama”, comenta Sánchez, que realizó un postdoctorado de tres años en la Universidad de California Irvine.

Investigación

Hemos trabajado sobre el cáncer de mama muchos años. Hemos podido comprobar que existen similitudes entre éste y el Glioblastoma: en concreto, que los Cannabinoides inducen la muerte de las células tumorales e inhiben la progresión de los tumores. Es algo que comparten muchos tipos de tumores, como los cerebrales, los de mama, los de páncreas, es decir, todas las clasificaciones que hemos podido analizar, no solo nosotros, también otros grupos de investigación en todo el mundo. Sabemos que los mecanismos de acción son diferentes pero la misma respuesta con los Cannabinoides antitumorales”, explica la investigadora, añadiendo que al tomar cannabinoides, éstos se distribuyen por todo el organismo, produciendo distintas respuestas en las células del sistema nervioso central, respuesta en un tumor de mama, incluso en las células sanguíneas. “La diana son todas las células, pero si hablamos de tumores, el efecto que se produce es ése, la muerte de estas células tumorales”.

La profesora Sánchez nos explica que, en la actualidad, España es uno de los países más avanzados en cuanto a la relación del cannabis como terapia contra el cáncer. “Existen bastantes laboratorios trabajando en estas líneas de investigación, en lo relativo a cannabinoides y cáncer. En la Complutense ahora mismo tenemos dos, el de Guillermo Velasco que se ocupa de tumores cerebrales y nosotros, que nos centramos en el cáncer de mama. Hay en Italia, en EEUU, en Alemania… la lista es enorme. Aquí tenemos muchos grupos en universidades y hospitales, repartidos pero potentes, pioneros en el estudio de los Cannabinoides”.

El grupo de la doctora Sánchez tiene una ventaja cuando pone en marcha sus proyectos, al contar con la facilidad que se brinda a un colectivo de investigación pre-clínica, que no experimenta sobre seres humanos. “No he encontrado ningún obstáculo asociado al hecho de trabajar con cannabinoides a lo largo de mi carrera. Las trabas que encuentro son las mismas que las que se encuentra cualquier investigador, esto es, la falta de financiación a la investigación y desarrollo”. La salida del cannabis de las listas de fiscalización de la ONU y la OMS no ha supuesto una gran diferencia para su trabajo pues asegura llevar 25 años ahondando en estas cuestiones sin sufrir ningún retraso por la prohibición. “Tampoco tengo noticia de que otros grupos hayan tenido problemas para la obtención de sus fuentes de investigación, al menos en España. Cualquiera que quiera hacer investigación pre-clínica, sin pacientes, puede hacerlo sin problema. A los que sí afectará es a los científicos que se dediquen a la investigación clínica, pero no a nosotros”, afirma la doctora.

Excepcionalismo

Preguntamos a Sánchez al respecto del argumento excepcionalista, según el cual existe una partícula mala (el THC) y una buena, el CBD. “En mi opinión, no existe esa diferencia. Existen buenos y malos usos. Cuando hablamos de la aplicación terapéutica del Cannabis, hablamos de ambas moléculas. Nos referimos al THC, que tiene unas aplicaciones terapéuticas muy interesantes; hablamos del CBD que también las tiene. Como cualquier otra sustancia hay que estar atentos a los posibles efectos secundarios, pero es algo que aplica para cualquier medicamento o sustancia. Incluso el agua, por ejemplo. Si se bebe demasiada agua, se pueden tener problemas. Si utilizas demasiado THC en un momento determinado, pueden aparecer efectos no deseados, aunque en ningún caso eso significa que el cannabis no pueda tener objetivos terapéuticos”, resuelve la investigadora científica.

En este momento, no existe evidencia clínica a partir de ensayos controlados que nos permita afirmar que un paciente necesita una sustancia más rica en THC, en CBD u otros”, comenta. “En el caso de la epilepsia, parece que el CBD es el principal responsable de los efectos terapéuticos antiepilépticos. En el caso del glioblastoma, el único ensayo clínico que se ha hecho ha sido con Sativex, que parece contener la misma cantidad de THC que de CBD. Sin embargo, como decimos, no existe por el momento ninguna evidencia científica que sostenga que un paciente requiera usar más ratio de uno o de otro”.

Sí hay evidencia

A una persona que argumente que no existe evidencia científica que demuestre la efectividad de los tratamientos con cannabis, le diría que abriera los ojos y que viera lo que está pasando en países como EEUU, Canadá, Alemania, en el resto de Europa, Uruguay, México, Colombia, Israel, Argentina, Chile… todos estos países y más, han implementado programas de uso médico del Cannabis. Lo han hecho porque hay evidencia científica que soporta el uso del Cannabis. Ningún gobierno de cualquier color, va autorizar el uso médico de nada que sea perjudicial para sus pacientes, o en cuyo equilibrio riesgo-beneficio salga perjudicada la persona enferma”, sostiene Sánchez.

La misma evidencia que ha servido para esos países, está a disposición de nuestras autoridades sanitarias y reguladoras. Lo que les diría es que, por favor, miren lo que está pasando alrededor y abandonen esa mentalidad provinciana que afirma que, si la evidencia científica no se ha generado en España, no existe. En el caso del Coronavirus, por ejemplo, no hemos tenido que esperar a que se hicieran ensayos clínicos aquí para ver si funcionaban las vacunas. Nos han servido las experiencias científicas que se han generado en el resto del planeta. En este caso, estamos hablando justo de lo mismo. La persona que sostenga este argumento, está llamando irresponsable al gobierno de EEUU que ha autorizado el uso médico del Cannabis, al gobierno de Canadá, al gobierno de Israel…”.

Nueva Subcomisión de Salud

La creación de este nuevo grupo en el seno del Congreso de los Diputados da lugar a sentimientos encontrados en Sánchez. “Por un lado, estoy contenta porque es un paso adelante. Llevábamos muchos años atascados en este tema y nos estamos quedando atrás como país. Vamos a la cabeza en investigación y a la cola del transporte de esa investigación a los pacientes. Por otro lado, no soy muy optimista. Creo que la discusión se va a centrar sobre si existe o no evidencia científica, como comentábamos. Pienso que esto es un error, la discusión se debería centrar en qué modelo se quiere implementar en nuestro país. Aun así, es un rayo de esperanza, mejor esto que nada”, resume la doctora.

La regulación que podría esperarse en un caso ideal, pasa para Sánchez por instar a la comisión a revisar las experiencias que se han producido en otros países. “Cuál es la reglamentación en otros países, qué tipo de aproximaciones terapéuticas se han llevado a cabo, qué cosas han funcionados y cuáles no. Si me preguntas por mi opinión, apostaría por un modelo en el que coexistieran los medicamentos aprobados por la FDA (Food and Drugs Administration, Administración de Medicamentos y Alimentos de EEUU), Sativex, Epidiolex y los que puedan surgir en el futuro. Pienso que la planta y sus productos tienen cabida, si se trata de productos de alta calidad y regulados. Creo que no todos tienen que ser aplicados desde la producción industrial farmacéutica, o que sí podrían ir por la vía de los suplementos nutricionales u otro tipo de aproximación, pero con uso terapéutico. También creo que el autocultivo debería estar contemplado en esta legislación ideal, cohabitando estas tres posibilidades terapéuticas, para que las personas puedan elegir una u otra, en función de la dolencia que tengan”.

En el caso del cannabis lúdico o recreativo, Sánchez expone que, con independencia a su postura al respecto, es preciso no mezclar ambas tendencias de uso. “Hay que ser pragmáticos: creo que avanzaremos más rápido si entramos con la regulación del uso médico, el cual pienso con honestidad que corre mucha más prisa. Es un debate que ha de hacerse en dos tiempos, sin embargo, comprendo muy bien los argumentos de aquellas personas que dicen que se debe realizar una regulación integral. Puedo compartirlos, pero sigo pensando que a quien apremia más es a los pacientes. Una vez que tengamos regulado el uso médico, por supuesto habría que dialogar y decidir qué hacemos con el cannabis para uso recreativo, no solo del cannabis sino de cualquier otra droga”.

Precio de los medicamentos

Sánchez califica de “disparate” el precio de los medicamentos para las terapias con cannabis, aquí y en el resto del mundo. “Sé que hay mucha inversión en investigación y desarrollo detrás de la generación de estos productos, no le quito mérito a la empresa que los ha producido, ni estoy en contra del retorno de esa inversión. No soy enemiga de las empresas farmacéuticas, pero el precio al que se están cobrando estos fármacos, es insostenible para las familias que deben pagarlo de su bolsillo, ni me parece ético que nuestra Seguridad Social tenga que abonarlo, aun para proteger a esos pacientes. No se justifica el precio, el Epidiolex no cuesta lo que vale. El Sativex no cuesta lo que vale” denuncia Sánchez.

«El precio al que se están cobrando estos fármacos es insostenible para las familias que deben pagarlo de su bolsillo, y no me parece ético que nuestra Seguridad Social tenga que abonarlo, aun para proteger a esos pacientes. No se justifica el precio: el Epidiolex no cuesta lo que vale. El Sativex no cuesta lo que vale”

Investigadora Cristina Sánchez

Avances

La subcomisión tiene seis meses para emitir un informe. Eso ya es un plazo que se tiene que cumplir, aunque ya te digo que no me muestro muy optimista. Quizás cabe algo de esperanza si se piensa en la presión internacional. La realidad es muy tozuda y el gobierno no va a poder ignorar este llamamiento que está viniendo de todas partes, avanzando en la misma dirección. Estoy segura de que nos vamos a incorporar a ese movimiento, la pregunta es si vamos a seguir haciendo el ridículo internacional o si vamos a implementar un proyecto ya”.

Sánchez declara que, en este momento, aún fuera de una regulación, encontramos contrasentidos tales como que la AEMPS otorgue licencias a compañías españolas para cultivar cannabis que se va a utilizar fuera de España con fines terapéuticos, asumiendo así el potencial de la planta, mientras dice a los pacientes nacionales que no pueden usar ese mismo cannabis que se exporta, pues “no hay evidencias científicas”. De esta forma, es precisa una regulación que equipare los derechos de todos los pacientes de la UE.

Observatorio Español del Cannabis Medicinal

Cristina Sánchez también fue pieza clave en la fundación del OECM. “Me embarqué en este proyecto tras conocer a la que es su actual presidenta, Carola Pérez. Cuando te dedicas a la investigación de compuestos que tienen una posible aplicación terapéutica, siempre sueñas con que lo que hace en su laboratorio, con las células o los ratones, acabe beneficiando a un verdadero paciente. Conocer a Carola, más allá de sus cargos, es decir, como persona a la que la terapia con cannabis le había ayudado, me hizo darme cuenta de una realidad que no conocía, el hecho de que hay mucha gente que tiene unas dolencias con las que el cannabis les está funcionando. Ver cuál era la situación de estas personas, que tenían que recurrir al mercado negro para obtener su medicina, me hizo comprometerme con este grupo”, resume.

Cristina Sánchez dirige una mirada al futuro. “Tenemos muchas líneas de investigación abiertas en la actualidad. Queremos intentar que el Sistema Cannabinoide nos permita saber si los tumores de las pacientes son poco o muy agresivos, usarlo como una herramienta de cribado. Por otro lado, estamos viendo si los cannabinoides podrían ser un buen instrumento terapéutico para pacientes que no hayan respondido a otros tratamientos antitumorales. No solo queremos saber por qué lo hace, sino entender cómo lo hace a nivel molecular. Así, investigamos si los cannabinoides son una opción terapéutica para tumores resistentes a quimioterapias u otros tratamientos y por qué se da esto. Son tan solo dos pinceladas a todo lo que estamos haciendo, pues tenemos varias tesis, varios proyectos en marcha, incluso una nueva línea en cuanto al Cáncer de Páncreas”, concluye.

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